hay puertas que debemos cerrar para abrir puertas. las hay que debemos abrir, para cerrar puertas. hay pendientes que trepamos hacia bajo, derrumbándonos con gran esfuerzo, y pobre del que valúe el esfuerzo per-sé sin ver a dónde le conduce. hay llanos en que sencillamente nos dejamos llevar, y ascendemos hacia más allá de las cumbre más altas; y allí el esfuerzo se aplica a abstenernos de incidir. la bendición se hace entre los dedos, en el espacio con que vinculas a las letras del Nombre sagrado, más que en las letras mismas del Nombre que te excede.
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